viernes, 30 de septiembre de 2011
martes, 13 de septiembre de 2011
Se cumplen 35 años de “La Noche de los Lápices”
Has vencido, hija mía,
y tu victoria ha sido apocalíptica.
Aunque tú estés ausente todavía
yo te lloro y te admiro
al mismo tiempo.
Por Jorge A. Falcone[1]
El 16 de septiembre se conmemora el “Día de la Reafirmación de los Derechos del Estudiante Secundario”, en recuerdo al triste suceso de la historia argentina conocido como “La Noche de los Lápices”, ocurrido en 1976, donde fueron secuestrados varios alumnos de escuelas medias de La Plata.
En esa fecha se evoca, además, el “Día de la Juventud Peronista Bonaerense”, aprobado el 11 de agosto de 2000, por el Consejo Provincial del Partido Justicialista, en memoria de esos jóvenes, en su mayoría militantes peronistas, víctimas de la represión ilegal implementada por la dictadura cívico militar.
Los adolescentes que protagonizaron “La noche de los lápices”, tenían en común la corta edad, entre 16 y 18 años, la militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), y la participación en la lucha por la gratuidad del boleto escolar, suprimido por el gobierno de facto. También compartieron la capacidad de ser consecuentes con sus ideales, tal como sucedió con otros jóvenes de su época.
En ese momento desaparecieron Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, los tres eran alumnos del Bachillerato de Bellas Artes (UNLP), Claudio de Acha estudiante del Colegio Nacional (UNLP), Horacio Ungaro y Daniel A. Racero cursaban en la Escuela Normal Nº 3.
Los únicos sobrevivientes fueron Pablo Díaz de Escuela Media Nº 2 denominada “La Legión”, con 18 años; Gustavo Calotti de la misma edad, egresado del Colegio Nacional; Patricia Miranda de 17 años y Emilce Moler de 16 años, las dos estudiaban en Bellas Artes.
Su historia es recordada cada año por miles de chicos en todo el país, y principalmente en La Plata, ciudad que fue testigo de sus esperanzas en una sociedad más igualitaria y de su compromiso militante. Fueron víctimas de la brutal represión aplicada en los centros clandestinos del circuito Camps, sólo cuatro de ellos salvaron su vida, el resto tuvo el mismo destino de esas 30.000 razones que la memoria busca visibilizar a pesar del tiempo y del olvido.
Panchito
Francisco López Muntaner nació el 7 de Septiembre de 1960, era hijo del trabajador petrolero peronista, preso durante el Plan Conintes, además fue hincha del club Gimnasia y Esgrima de La Plata. Panchito realizó trabajos voluntarios en los barrios más humildes, militó en la UES de Bellas Artes, y junto con otros compañeros reclamó el boleto estudiantil. Estuvo detenido el centro de tortura y exterminio que funcionó en el destacamento policial de Arana, ubicado en la calle 640 y 131, luego lo vieron en el Pozo de Banfield.
Su hermano, Emilio Fernando López Muntaner, es candidato a senador provincial por el Frente para la Victoria Lista 2, que postula para la presidencia a Cristina Fernández, para la gobernación a Daniel Scioli y como intendente de La Plata a Pablo Bruera.
Claudia
María Claudia Falcone compartió con sus progenitores la misma ideología justicialista, desde su adolescencia manifestó un fuerte compromiso social a través de la asistencia en villas y zonas carenciadas. Fue abanderada en Bellas Artes, y se convirtió en una de las dirigentes de la lucha por el boleto secundario. Esta entrega generosa fue reconocida por los alumnos de la Escuela Media Municipal Nº 7 del Barrio de Palermo, que lleva su nombre.
Su mamá Nelva Alicia Méndez se preocupó por mantener vivo el recuerdo de su hija, hasta el 24 de diciembre de 2006 cuando falleció a los 76 años. Fue una de las primeras Madres de Plaza de Mayo, con quienes viajó a Brasil para entregarle un petitorio al papa Juan Pablo II.
Su padre Jorge Ademar Falcone, escultor y médico gremial, fue el primer subsecretario de Salud Pública (1947-1949), intendente de La Plata (1949-1950) y senador provincial (1950-1952) durante el gobierno de Juan D. Perón. La revolución libertadora lo encarceló en 1956 y fue condenado a la pena de muerte, pero salvó su vida al ser indultado.
Emilce
Emilce Moler es una de los cuatro sobrevivientes, tiene tres hijos y vive en Mar del Plata desde que los militares la obligaron a dejar esta ciudad.
Sobre esa noche trágica expresó “No creo que a mí me detuvieran por el boleto secundario, en esas marchas yo estaba en la última fila. Esa lucha fue en el año '75 y, además, no secuestraron a los miles de estudiantes que participaron en ella. Detuvieron a un grupo que militaba de una agrupación política. Todos los chicos que están desaparecidos pertenecían a la UES, es decir que había un proyecto político, con escasa edad, pero proyecto político al fin”[2].
Para Guber (1996:424)[3] “lo que se convierte en “historia”, lo que un agrupamiento social reconoce como “su pasado” y preserva por “la memoria”, depende de convicciones sustanciales que detentan los miembros de la sociedad acerca de partes del pasado, así como de ideas generales acerca de lo que es históricamente plausible”.
viernes, 9 de septiembre de 2011
Una mirada sobre la educación peronista (1946-1955)
La significativa presencia del Estado en materia educativa durante el período 1946-1955, garantizó en el país la gratuidad de los niveles primario y universitario. Como así también la enseñanza técnica para todo obrero, artesano o empleado que viviera de su trabajo. En tanto se estableció la modalidad comercial, y se crearon veinte hogares-escuela para alumnos con diferentes problemáticas.
La matrícula total del nivel medio manifestó un fuerte crecimiento, se extendió a la mayor parte de los hijos de la clase media y, a la vez, incorporó significativamente a los hijos de los estratos altos de la clase trabajadora, sectores que contaban con el capital cultural y los recursos materiales para sacar mejor partido de la ampliación de las oportunidades educativas, llevada a cabo por el gobierno peronista. Torre y Pastoriza (2002:298)[1]
En dicho contexto se organizaron las escuelas-fábrica con un proyecto pedagógico mixto que alternó el estudio con la producción. En el año 1947 se aprobó la ley 12.978 que estableció la enseñanza religiosa en los colegios.
El peronismo extendió el sistema educativo liberal e incorporó a los sectores que habían quedado afuera, según Puiggrós (1997:18)[2] “Material y simbólicamente produjo una profunda democratización social del sistema educativo”.
Sobre la base de los lineamientos del Primer Plan Quinquenal (1947-1951), el subsecretario de Instrucción Pública, Jorge P. Arizaga realizó las reformas educativas, y se fundó Consejo Nacional de Educación con las Secciones Primaria, Media y Técnica. Por su parte las Escuelas Industriales de la Nación tomaron esa denominación por el decreto 19379/48, y comprendieron a las de Artes y Oficios, las Técnicas de Oficio y las Industriales.
En este tiempo el modelo de sustitución de importaciones disparó la necesidad de una vinculación de la enseñanza con el trabajo productivo, lo cual motivó en ese mismo año la creación de la Universidad Obrera Nacional.
El Estado de bienestar consolidado en este período, tuvo como consecuencia la aprobación, el 11 de marzo de 1949, de la constitución justicialista con un fuerte contenido social, donde se declaró obligatoria y gratuita la enseñanza primaria elemental en las escuelas del Estado. Además se estipuló que las universidades tenían el derecho de gobernarse con autonomía.
En ese año se realizó en Mendoza el Primer Congreso de Nacional de Filosofía, durante la clausura Perón anunció “Nuestra acción de gobierno no representa un partido político sino un gran movimiento nacional, con una doctrina propia, nueva en el campo político mundial”.
El peronismo puso también en marcha los canales orgánicos, el nuevo sistema circulatorio de la Doctrina. “Perón había postergado su lanzamiento hasta el Segundo Plan Quinquenal y, efectivamente, a partir de ese programa se profundizó la organización de instancias político-educacionales que funcionarían como espacio de combinación entre el Estado, el Partido Peronista y sectores de la sociedad civil”. Bernetti y Puiggrós (1993:339)[3]
También por la vigencia del Segundo Plan Quinquenal en 1952, se determinó (Capítulo IV, en su apartado d), que los textos escolares a nivel primario, fueran estructurados concordantemente con los principios de la doctrina nacional. En dicho marco, “La razón de mi vida” de Eva Perón se convirtió en libro de lectura obligatoria en las escuelas.
Dos años después se aprobó el Estatuto del Docente Argentino donde se definió el concepto de estado docente, que comprendió a los maestros de establecimientos oficiales. Durante esta época los educadores de primaria recibieron un aumento de sueldo que elevó su haber de 450 pesos a 1000 pesos, también fueron equiparados los salarios del resto de los maestros.
En tanto, el 14 de abril de 1954, se inauguró en Ezeiza el Hogar Escuela Evita, un establecimiento destinado a formar a niños y adolescentes con diversas problemáticas socio-económicas. Se fundaron veinte albergues de este tipo en el país.
El gobierno justicialista tuvo la particularidad según Puiggrós (1992:67)[4] “de abarcar, incorporar y ordenar como propuesta que revirtió en la sociedad, un sistema estatal de capacitación técnico-profesional, como parte del proceso de construcción de un discurso hegemónico”.
El 11 de mayo de 1955 en las escuelas se suprimió la enseñanza religiosa, en medio de un conflicto con sectores católicos. Luego de la destitución de Perón, se dejaron sin efecto algunas de las medidas y los planes educativos implementadas durante su gobierno.
Germani (1980:125)[5] realizó una investigación en 1960 donde reveló la continuidad de la movilidad social en el país, la mitad de los que habían nacido de padres obreros en la ciudad, se habían convertido en miembros de la clase media, y otro 40% había pasado de empleos no calificados a ocupaciones calificadas.
1 Torre J. y Pastoriza. E. “La democratización del bienestar”. En Los años peronistas (1943-1955). Juan Carlos Torre
director. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2002.
2 Puiggrós. La otra reforma. Desde la educación menemista al fin de siglo. Editorial Galerna. Buenos Aires. 1997
3 Bernetti y Puiggrós A. (1993) Historia de la educación en la Argentina. Peronismo : Cultura política y Educación (1945-
1955). Galerna. Buenos Aires. 1993.
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