viernes, 14 de octubre de 2011

17 de octubre del ‘45: “El cimiento básico de la nación que asomaba”

El 17 de octubre de 1945 fue la manifestación espontánea de las masas más importante hasta entonces en el país, con la irrupción de los “otros” en la escena nacional. Los sucesos acerca de la detención de Juan D. Perón en la isla Martín García y la interpelación de un pueblo clamando por su libertad, fueron los elementos fundantes de la gesta.

La población resignó el sentimiento de frustración como secuela de la década infame, el fraude electoral de la oligarquía porteña y el yugo hegemónico extranjero, para visibilizar una patria emancipada.

Ese miércoles de primavera el calor reinó desde las primeras horas del día, para paliar los efectos del sol se recurrió al agua, cual signo bíblico, en la inmortal imagen del “aluvión zoológico” con las patas en las fuentes. También estuvo presente el agua cuando la “chusma” cruzó a nado el pestilente Riachuelo, al cerrarse los cuatro puentes levadizos, lo cual no le impidió llegar a la capital federal para rescatar al coronel preso.

El poeta Leopoldo Marechal[1] (1996:35) testigo del 17 de octubre relató cuando el rumor de multitudes avanzó hacia la calle Rivadavia, donde él vivía, y se unió a la muchedumbre que marchaba a la Plaza de Mayo. “Era la Argentina invisible que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar a sus millones de caras concretas y que no bien las conocieron, les dieron la espalda. Desde aquellas horas, me hice peronista”.

En este período a través del Grupo de Oficiales Unidos (GOU), Perón promovió una nueva relación entre la ciudadanía y la fuerza militar. En 1943 ocupó la secretaría de Trabajo, desde donde impulsó una legislación laboral para terminar con las injusticias, como fue el sistema nacional de previsión social, la prohibición de abonar el salario en especies, las vacaciones anuales pagas, la constitución de obras sociales, el Estatuto del Peón, entre otras leyes.

El presidente Dalmiro Farell, días antes de la insurrección de octubre, recibió presiones políticas y de Campo de Mayo para separar al coronel de la vicepresidencia, y de los cargos que retenía como ministro de Guerra y secretario de Trabajo, luego encarcelarlo y convocar a elecciones.

Galasso[2] (2005) dijo “…la oposición fue egoísta y estuvo desunida y huérfana de liderazgo y organización”. En ese contexto se forjó la jornada por la presión ejercida por los descamisados ante el líder cautivo, para confluir en una rebelión popular, a partir de la cual Perón se transformó en el padre fundador del movimiento justicialista y Evita en la madre amada, dando a luz en esa primavera del ’45 a su único heredero: el pueblo.

La pluma de Scalabrini Ortiz[3] (1973:27-28) perpetuó la representación de la epopeya con estas palabras “Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substrato de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad sin recatos y sin disimulos”.

Con la descripción de ese pueblo de pie, continuó Scalabrini Ortiz[4] (1973:27-28) “Era el de nadie y el sin nada en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por una misma verdad que una sola palabra traducía: Perón”.

El “Día de la Lealtad”, como lo denominó el colectivo justicialista al 17 de octubre del ‘45, tuvo como protagonistas en nuestra región a los trabajadores encabezados por Cipriano Reyes, junto a otros dirigentes, integrantes de la columna de La Plata, Berisso y Ensenada, la cual sumó seguidores en el trayecto a Buenos Aires.

La ciudad de Berisso se caracterizó por una fuerte corriente inmigratoria, donde se visibilizó el sueño de la generación del ’80 sobre el crisol de razas. A principios del siglo pasado se instaló allí la empresa frigorífica Swift, en 1915 se construyó la nueva planta de Armour donde se empleó a más de 20.000 obreros, uno de ellos fue Reyes, un personaje significativo de esta gesta. Once años después se inauguró la hilandería Cooperativa Textil Argentina.

En 1922 se estableció en Ensenada la Destilería YPF con el objetivo de diversificar la actividad económica y por la cercanía al puerto. La Plata en tanto por ser la sede de los poderes del Estado provincial, congregó una importante cantidad de empleados públicos.

Nuestra zona cumplió un rol significativo como consecuencia de la concentración de trabajadores de la carne, textiles, petroleros y de otras actividades, quienes se sumaron a la nutrida manifestación hacia Plaza de Mayo. Según Alberto Proia, caudillo justicialista de Berisso, “Reyes desplegó una actividad importante dentro de su sindicato y otras organizaciones durante la semana anterior al 17”. Michelini[5] (1994:46)

Cipriano Reyes[6] (1973:229) narró el ingreso de las columnas a la capital federal, por el Puente Uriburu entraron las huestes de los frigoríficos Wilson y La Blanca. Por el puente Avellaneda, ingresaron obreros de los frigoríficos, de Luz y Fuerza y demás gremios. Por el norte, relató el dirigente laborista, llegaron las concentraciones de Vicente López y Olivos que iban primero hacia el Hospital Militar.

La prosa de Scalabrini Ortiz[7] (1973:27-28) describió estos hechos con palabras esenciales cuando dijo “El espíritu de la tierra se erguía vibrando sobre la plaza de nuestras libertades, pleno en la confirmación de su existencia... El nombre del coronel Perón era el conjuro que había realizado el milagro”.


[1]Marechal. L. En Chávez, F. (comp.). La jornada del 17 de Octubre del 45. Ediciones Corregidor. Buenos Aires.1996.
[2] Galasso. N. Perón. Formación, Ascenso y Caída (1898-1955) Tomo I. Ediciones Colihue. 2005.
[3]Scalabrini Ortiz. R. Tierra sin nada. Tierra de profetas. Devociones para el hombre argentino. Plus Ultra Bs. As.1973. 
[4]Scalabrini Ortiz. R. Tierra sin nada. Tierra de profetas. Devociones para el hombre argentino. Plus Ultra Bs. As.1973.  
[5]Michelini. P. El 17 de octubre de 1945. Testimonio de protagonistas. Corregidor. Buenos Aires. 1994.
[6]Reyes. C. Yo hice el 17 de octubre. GS Editorial. Buenos Aires 1973.
[7]Scalabrini Ortiz. R. Tierra sin nada. Tierra de profetas. Devociones para el hombre argentino. Plus Ultra Bs. As.1973.    



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