martes, 13 de septiembre de 2011

Se cumplen 35 años de “La Noche de los Lápices”


Has vencido, hija mía,
y tu victoria ha sido apocalíptica.
Aunque tú estés ausente todavía
yo te lloro y te admiro
al mismo tiempo.

Por Jorge A. Falcone[1]
                                                                                          
El 16 de septiembre se conmemora el “Día de la Reafirmación de los Derechos del Estudiante Secundario”, en recuerdo al triste suceso de la historia argentina conocido como “La Noche de los Lápices”, ocurrido en 1976, donde fueron secuestrados varios alumnos de escuelas medias de La Plata.

En esa fecha se evoca, además, el “Día de la Juventud Peronista Bonaerense”, aprobado el 11 de agosto de 2000, por el Consejo Provincial del Partido Justicialista, en memoria de esos jóvenes, en su mayoría militantes peronistas, víctimas de la represión  ilegal implementada por la dictadura cívico militar.

Los adolescentes que protagonizaron “La noche de los lápices”, tenían en común la corta edad, entre 16 y 18 años, la militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), y la participación en la lucha por la gratuidad del boleto escolar, suprimido por el gobierno de facto. También compartieron la capacidad de ser consecuentes con sus ideales, tal como sucedió con otros jóvenes de su época.

En ese momento desaparecieron Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, los tres eran alumnos del Bachillerato de Bellas Artes (UNLP), Claudio de Acha estudiante del Colegio Nacional (UNLP), Horacio Ungaro y Daniel A. Racero cursaban en la Escuela Normal Nº 3.

Los únicos sobrevivientes fueron Pablo Díaz de Escuela Media Nº 2 denominada “La Legión”, con 18 años; Gustavo Calotti de la misma edad, egresado del Colegio Nacional; Patricia Miranda de 17 años y Emilce Moler de 16 años, las dos estudiaban en Bellas Artes.

Su historia es recordada cada año por miles de chicos en todo el país, y principalmente en La Plata, ciudad que fue testigo de sus esperanzas en una sociedad más igualitaria y de su compromiso militante. Fueron víctimas de la brutal represión aplicada en los centros clandestinos del circuito Camps, sólo cuatro de ellos salvaron su vida, el resto tuvo el mismo destino de esas 30.000 razones que la memoria busca visibilizar a pesar del tiempo y del olvido.

Panchito

Francisco López Muntaner nació el 7 de Septiembre de 1960, era hijo del trabajador petrolero peronista, preso durante el Plan Conintes, además fue hincha del club Gimnasia y Esgrima de La Plata. Panchito realizó trabajos voluntarios en los barrios más humildes, militó en la UES de Bellas Artes, y junto con otros compañeros reclamó el boleto estudiantil. Estuvo detenido el centro de tortura y exterminio que funcionó en el destacamento policial de Arana, ubicado en la calle 640 y 131, luego lo vieron en el  Pozo de Banfield.

Su hermano, Emilio Fernando López Muntaner, es candidato a senador provincial por el Frente para la Victoria Lista 2, que postula para la presidencia a Cristina Fernández, para la gobernación a Daniel Scioli y como intendente de La Plata a Pablo Bruera.

Claudia

María Claudia Falcone compartió con sus progenitores la misma ideología justicialista, desde su adolescencia manifestó un fuerte compromiso social a través de la asistencia en villas y zonas carenciadas. Fue abanderada en Bellas Artes, y se convirtió en una de las dirigentes de la lucha por el boleto secundario. Esta entrega generosa fue reconocida por los alumnos de la Escuela Media Municipal Nº 7 del Barrio de Palermo, que lleva su nombre.

Su mamá Nelva Alicia Méndez se preocupó por mantener vivo el recuerdo de su hija, hasta el 24 de diciembre de 2006 cuando falleció a los 76 años. Fue una de las primeras Madres de Plaza de Mayo, con quienes viajó a Brasil para entregarle un petitorio al papa Juan Pablo II.

Su padre Jorge Ademar Falcone, escultor y médico gremial, fue el primer subsecretario de Salud Pública (1947-1949), intendente de La Plata (1949-1950) y senador provincial (1950-1952) durante el gobierno de Juan D. Perón. La revolución libertadora lo encarceló en 1956 y  fue condenado a la pena de muerte, pero salvó su vida al ser indultado.  

Emilce

Emilce Moler es una de los cuatro sobrevivientes, tiene tres hijos y vive en Mar del Plata desde que los militares la obligaron a dejar esta ciudad.

Sobre esa noche trágica expresó “No creo que a mí me detuvieran por el boleto secundario, en esas marchas yo estaba en la última fila. Esa lucha fue en el año '75 y, además, no secuestraron a los miles de estudiantes que participaron en ella. Detuvieron a un grupo que militaba de una agrupación política. Todos los chicos que están desaparecidos pertenecían a la UES, es decir que había un proyecto político, con escasa edad, pero proyecto político al fin”[2].

Para Guber (1996:424)[3] “lo que se convierte en “historia”, lo que un agrupamiento social reconoce como “su pasado” y preserva por “la memoria”, depende de convicciones sustanciales que detentan los miembros de la sociedad acerca de partes del pasado, así como de ideas generales acerca de lo que es históricamente plausible”.




[1] Poema “La mano anónima” de Jorge Ademar Falcone, dedicado a su hija María Claudia Falcone en 1985.
[2] Diario Página/12. Edición del 15/09/98. Nota de Victoria Ginzberg.
[3]Guber. Rosana.”Las manos de la Memoria”, en Desarrollo Económico, volumen 36, nº 141, abril-junio.1996.

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